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Presión financiera por la transición energética

En documentos anteriores, hemos profundizado los múltiples beneficios que la implementación correcta de procesos de eficiencia energética, y el mayor uso de las renovables, reportan tanto a las empresas como al sistema

04/05/2021

Un estudio de la Agencia Internacional de la Energía (IEA por su denominación en inglés) ha establecido un interesante cuadro sobre lo que hemos estado planteando acerca de la multiplicidad de ventajas que se pueden lograr en todos los procesos.



Sin embargo, el documento oficial de este organismo, en sus escenarios hacia 2035 reconoce que aún se está lejos de aprovechar ese potencial, sobre todo en hacerse cargo de limitar los efectos negativos del cambio climático, evitando así, los efectos catastróficos que significaría superar los 2 grados centígrados en materia de calentamiento global.

La pandemia según IEA podría marcar el comienzo de la década con la tasa más baja de crecimiento de la demanda energética desde 1930. La demanda mundial de energía sufrió una caída de un 5% en 2020, las emisiones de CO2 relacionadas con la energía cayeron un 7% y la inversión en energía se desmoronó un 18%. Aunque hoy el futuro energético muestra incertidumbre, IEA considera que la economía global volverá a los niveles anteriores a la crisis en 2023. Además, en este escenario las energías renovables podrían cubrir el 80% del crecimiento de la demanda mundial de electricidad hasta 2030.

El aporte de la mejora, con las actuales tecnologías conocidas, puede ser más que significativo en los principales rubros. Naciones Unidas esta empeñada en lograr el objetivo de duplicar la tasa global de mejora de la eficiencia energética para 2030.



Esta descripción de la IEA, sumados a los compromisos políticos asumidos por las naciones que alcanzan a un nivel supranacional ha resultado complementado por fuertes decisiones del poder financiero global.

Este impulso es significativo, porque condiciona el acceso a la financiación al cumplimiento de nuevas pautas durante la fase de recuperación de la actividad que seguirá a la Pandemia de Covid 19, la cual probablemente se pueda dejar atrás en este año.

Los grandes fondos de inversión ya comunicaron a las compañías en las que tienen una participación accionaria que les van a exigir que adopten medidas de eficiencia y estrategias contra el calentamiento global para acceder al financiamiento de sus proyectos.

Pesos pesados, liderados por el gigante BlackRock, el fondo más grande del mundo, comenzaron a mostrar cuál va a ser uno de los temas principales de las asambleas generales de accionistas en 2021.

Larry Fink, CEO de BlackRock, en su tradicional carta anual a los ejecutivos de empresas adjunto un documento de cinco páginas en que decía que "esperamos de todos los miembros de los consejos de administración que dominen suficientemente los riesgos climáticos y la transición energética, antes que delegar este tema a un único administrador experto en medio ambiente".

"Los invitamos a publicar un plan indicando de qué manera su modelo de negocios será compatible con una economía con huella de carbono cero".

Ya el año pasado, Fink se había comprometido en su carta anual a no invertir más en aquellas empresas que obtuvieran más del 25% de sus ganancias a partir del consumo de carbón térmico. La eficiencia es, por ahora, el único camino económicamente accesible para evitar tamaña penalización.

En caso de no respetar la voluntad del fondo de inversión, sus directivos amenazan con votar en contra de los administradores de estas firmas en las próximas asambleas generales.

La postura de Fink a favor de la transición hacia una economía energéticamente más eficiente y sustentable no es la única dentro del mundo financiero. Recientemente, una carta abierta publicada durante el Foro Económico de Davos por parte de los 83 altos ejecutivos de la organización "Alliance of CEO Climate Leaders" reclamó el mismo nivel de compromiso de las compañías.

"Es vital que la comunidad empresaria asuma un papel de liderazgo claro, estableciendo una gran ambición en sus propias áreas, dando forma a los aspectos prácticos de la implementación y defendiendo las políticas que apoyan la transformación requerida de la economía global", demandaron en la carta.

La posición de los grandes inversores instalan un nuevo requisito para poder acceder a cuantiosos paquetes de estímulo que permitan "Reconstruir Mejor" (o build back better), como es el caso de los aprobados en los Estados Unidos y en la Unión Europea. Y que tendrán repercusiones globales.

En todos estos paquetes de estímulo la inversión para evolucionar hacia infraestructuras sostenibles (IS) tiene un lugar central.

La inversión en infraestructura sostenible (IS) no sólo es una base esencial para alcanzar las metas del Acuerdo de París, sino que también es condición necesaria para cumplir los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Se estima que la infraestructura está directa o indirectamente conectada con el logro del 72% de los ODS.

La participación de los fondos de inversión es crucial. Porque los gobiernos, tienen limitaciones institucionales en sus capacidades para planificar tempranamente y armar una cartera de proyectos bancables y sostenibles, así como para ejecutar procesos ágiles y transparentes en su contratación y ejecución.

La evidencia es contundente, y nos muestra que la sustentabilidad en la inversión en infraestructura productiva es buena para los negocios y, al mismo tiempo, para la gente y el planeta.